Nunca sentí que yo fuera de rutinas. Ni de comienzos, mucho menos de finales. Yo me he sentido siempre parte del presente, de dejarme llevar sin levantar mucho la mirada, sin planificar. No siempre ha sido buena idea. Ahora lo sé. Pero quizá, esa falta de angustia por lo que está por venir me hizo vivir más intensamente que la media y ahorrarme algunos miedos. ¡Quién sabe!

A veces sí que miro al pasado, cada vez menos, o cada vez de un modo más selectivo. ¿Qué he hecho este verano? – imagino que me preguntas. Mi resumen sería algo así: he leído más que nunca, he subrayado y anotado al margen, he escrito, mucho y desordenado. He pasado muchas horas en el agua, con un libro cerca. Y música. He ido a muchos conciertos, me he reído con amigos, he bailado y paseado semi desnuda por casa tarareando canciones. He hecho muchas fotos a mujeres que han dejado huella en mí. He forrado una pared con hojas de libros antiguos, he visto películas y series, sola y en compañía de mis chicos … los he disfrutado mucho. He viajado al sur. He dormido (por fin).

Entonces, llega septiembre y me sorprendo a mí misma a las puertas de un comienzo, de nuevo, de un calendario donde anotar mis proyectos futuros, mis rutinas, de nuevo, y sonrío … ¿será la edad? – me pregunto. ¿Será que mi forma de vida no me permite otra opción que la de planificar? – asiento.

Sea cual sea la respuesta, aquí estoy, frente a un montón de “folios” en blanco, rellenando fechas, proyectando ideas y, sí, sonriendo contenta porque me he debido hacer mayor y esto “me mola”.

Se adivina un otoño cercano, con viajes al Norte y paseos entre nieblas y hojas caídas. Se me acumulan las lecturas en la mesilla y un proyecto en mente empieza, por fin, a cobrar sentido … nota mental: necesito tomarme unos días para mí y mi proyecto.

Se acortan los días y se oscurecen los cielos. Mi hijo pronto cumplirá un año más y yo cada día lo veo más niño (él no). Sigo enamorada y agradecida por ello. Aprendo a querer mejor (de eso nunca se acaba).

Miro en mi lista de “cosas pendientes” y encuentro una idea que quise poner en marcha antes de verano y ahí está, mirándome. Va de mujeres. Sonrío. Ha llegado el momento – me prometo en voz alta.

Procrastinar es parte de esta costumbre mía de no mirar al futuro con los ojos abiertos. Pero dicen, todos lo hacen, que es de personas creativas.

Releo lo escrito y se me escapa una pequeña risa … ¿de qué va esta entrada? – me pregunto alzando una ceja.
Va de mí – me respondo.

Y tú, ¿cómo afrontas la vuelta a las rutinas, si es que tienes? Me encantará leerte … suelta lo que pienses, ya ves que yo lo hice.

Ahora, vamos rellenar esos folios vacíos.